lunes, 14 de julio de 2008

Tan cerca, tan lejos

Y en ese momento en que se sentó en frente mío después de ese breve tiempo que nos alejó, lo observé. Fue en ese instante en el que caí en situación: ya no podía acomodarle el cabello, ya no podía tocarle las manos. Y moría por hacerlo, quería tocar su piel y que entre a mí a través de todos mis sentidos.

Estaba en frente mío y lo extrañaba.


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